Esta situación se ha venido repitiendo: multitud de facturas aplazadas para después de elecciones, la deuda de la UCLM “prácticamente insostenible”, empresarios que o se les paga o en breve tendrán que cerrar, funcionarios, asociaciones, etc. Una deuda que todos sabemos es muy superior a la que Barreda dijo (por mera lógica) y de la que Cospedal se ha hecho cargo y poco a poco va a ir pagando, estableciendo incluso como es su obligación un calendario de pagos.
Casualidades de la vida, justo lo contrario que Juan Ávila, alcalde de Cuenca, el cual no hace otra cosa que decir que el Ayuntamiento debe y debe, afirmando que él no tiene la culpa pero que no podrá pagar todavía y no sabe cuándo podrá hacerlo, dejando el calendario de pagos para un futuro, mientras que Cospedal ya está demostrando que con voluntad y trabajo esto es posible.
Resulta irónico. Una persona que hace dos legislaturas fue teniente de alcalde con el señor Cenzano y concejal en la oposición durante los últimos cuatro años, impidiendo en muchas ocasiones que el Equipo de Gobierno del PP sacara medidas adelante, como es el caso de los presupuestos, se atreva a realizar ciertas declaraciones públicas. Y máxime, cuando ha sido también presidente de la Diputación y habrá que analizar con lupa cual es la herencia que nos ha dejado a todos los conquenses.
Un socialista fácil de identificar, que ha entrado en el Ayuntamiento como su amigo Zapatero, a golpe de decretazo, paralizando dos procesos selectivos con lo que tanto les gusta, el “yo mando yo ordeno”, y además aumentando en más de un 50% el número de concejales liberados (justo lo contrario que Cospedal, que reduce la plantilla en una cifra pareja a la que Ávila ha aumentado).
Así pues, todo nos indica que mientras Cospedal está gobernando con austeridad, sensatez y sentido de la responsabilidad, Ávila está gobernando con decretazos, también con austeridad -pero con austeridad para los conquenses y no para él ni sus concejales-, y politizando en demasía su labor de gobierno.
Ejemplo de ello, es la actitud que tuvo una concejal socialista del Ayuntamiento (actualmente, como no, liberada) al acudir como madrina en la graduación de Trabajo Social. Un acto que vestía solemne, en el que los presentadores no hablaron de política para no mancillar un acto que estaba siendo muy emotivo, hasta que llegó Ana de la Hoz, y politizó todo ante el asombro de muchos asistentes, entre los que me incluyo, de una manera vergonzosa alabando a Barreda, atribuyéndole las políticas sociales y dando a entender que son los únicos que se preocupan de ello.
Una manera un tanto lamentable de hacer política, condicionando a algunos alumnos que no tienen sus ideas predefinidas, pero claro, es normal esperar esto de una persona que defiende la igualdad criticando el machismo y defendiendo el feminismo. Por supuesto, ni cabe decir que tal persona no arrancó ni un aplauso de un servidor ni de los que estaban a su alrededor.
Por todo ello, quiero terminar haciendo alusión a una frase de Alfred Croiset: “el enemigo más grande de la democracia es la demagogia”.
Daniel Pérez Osma.
Vicesecretario General de Organización de NNGG del PP de Cuenca
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