La Iglesia Católica celebra la Jornada de la Infancia Misionera el próximo 23 de enero

La Infancia Misionera es una institución de la Iglesia para promover, precisamente, la ayuda recíproca entre los niños del mundo. Miles de ellos de los cinco continentes participan en esta Obra Pontificia, que tiene por lema “los niños ayudan a los niños”. Así, la Infancia Misionera subvenciona proyectos sociales, educativos y pastorales que tienen como únicos destinatarios a estos pequeños, que suelen ser los mayores damnificados de las tragedias humanas y naturales del mundo: el hambre, enfermedad, guerras, explotación… Fruto de esta campaña, nuestro país aportó el año pasado un total de 1.752.752,96 euros para estos proyectos.

Los niños de la Diócesis de Cuenca, como los de un gran número de países, han trabajado estos días, tanto en los colegios como en las catequesis, en la Infancia Misionera con el material de la campaña generado para este año: “Con los niños de Oceanía… seguimos a Jesús”. Con este lema los niños han profundizado no sólo en el seguimiento de Jesús, sino también en los valores de tolerancia, respeto y acogida en las diferentes culturas.

Con esta iniciativa, según Gonzalo Marín López, Delegado Diocesano de Misiones en Cuenca, “se pretende que profesores, educadores, padres y catequistas se sensibilicen y tengan en cuenta que los niños, según se van abriendo a la conciencia y al conocimiento de lo que significa su fe cristiana, deben estimar el gran don que ella supone por parte de Dios, y de ahí, como respuesta de gratitud, sentir el deseo espontáneo de compartirla con los niños de Oceanía, que aún no la tienen, y con otros muchos que son millones en el mundo”.

La Infancia Misionera colabora contra el Sida en África.  La mayor parte de los dos millones de menores de 15 años afectados por el Sida y de los doce millones de niños huérfanos a causa del Sida están en África. Por este motivo, de los más de 1.400 proyectos desarrollados por Infancia Misionera en África la mayoría tienen como trasfondo combatir esta plaga. Se articulan en cinco grandes temas que buscan aliviar en lo posible los efectos que el Sida tiene en la vida diaria de los niños africanos. El primero de ellos es la creación y sostenimiento de orfanatos que acojan a los huérfanos del Sida y a los pequeños que están infectados. Ejemplos de estos orfanatos pueden ser el de San Kizito de Bunia, en la República Democrática del Congo, o Notre Dame de la Tendresse en Bujumbura, Burundi.

También se centra el trabajo de estos programas en la sanidad como el que tiene lugar en “St. John´s Hospital” en Mzuzu, Malawi. El objetivo es lograr, pues, que estos niños tengan acceso a los cuidados sanitarios básicos. El tercer ámbito de actuación, muy ligado al anterior, es la asistencia alimentaria. En algunos casos se trata de subvencionar la compra directa de alimentos como la harina, leche, arroz... que lleva a cabo el Centro Nutricional Maria das Paisao en Beira, Mozambique.

La escolarización constituye otro de los cauces de ayuda de Infancia Misionera, con becas al estudio que permitan comprar libros y otros materiales escolares. En Monrovia y Liberia se desarrollan varios programas relacionados con este objetivo.

Por último, también se centran diferentes acciones en que los niños conozcan la gravedad de la enfermedad y sus métodos de prevención, ya sea a través de los colegios como hace la parroquia de San José en Costa de Marfil, o en la formación de educadores itinerantes como el programa Lutte contre le Sida en San, Mali.