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Manual de gestión

Por Redacción
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localcuencanewses/5/5/16
viernes 14 de octubre de 2011, 13:38h

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Cáritas nos ha vuelto a poner en el suelo. Los datos de su último informe son realmente descorazonadores. Ha tenido que incrementar un 15 por ciento los fondos que destina a su programa de Acogida y Atención Primaria, 35,7 millones de euros y ha pasado de atender a 786.273 personas en este apartado en 2009 a 950.000 un año más tarde. Una cifra escandalosa de dramas humanos que tienen cara, nombre y apellidos. Basta con darse una vuelta por cualquiera de las parroquias de Cuenca, hablar con sus párrocos, con los voluntarios que ayudan a que muchas familias, vecinos nuestros, tengan lo básico, para hacernos una idea de la dimensión de lo que Cáritas ha llamado la ‘cronificación de la pobreza’.

 


Esta fotografía de la realidad tiene un origen muy claro, una crisis brutal que ha golpeado a occidente, fruto de la usura, la avaricia, la falta, en definitiva, de valores. Pero también es cierto que hay países que ya están saliendo de la crisis y están creando riqueza. Es cierto que el índice de parados de España en estos años es, con diferencia, muy superior al de los países de nuestro entorno. Es cierto que mientras unos ven brotes verdes y pueden ayudar a otros países, nosotros estamos al borde de pedir auxilio y rescate. Y la razón es muy clara, en España no hemos hecho nada o casi nada para capear el temporal, salvo meternos en el quicio de la puerta y esperar a que escampe.


Así llegamos a unas deudas escandalosas en las administraciones, a situación de impagos, a acumular facturas en los cajones y a convertir a las administraciones en una parte importante del problema, en lugar de ser una posible solución. La anécdota me pasó durante una de las reuniones que he mantenido con los técnicos de la Diputación el Plan de Equilibrio Económico y Financiero. Uno de ellos me comentó, con cierto pesimismo, que de poco iba a servir nuestro esfuerzo si las demás administraciones no cumplían con su parte, y decía que “junto con el dinero, a más de uno habría que darle un manual de buena gestión”. Y tiene razón. La virulencia de la crisis es tan grande que aunque en la Diputación logremos el objetivo de sanear las cuentas, podemos sufrir las consecuencias de que otras administraciones no hagan sus deberes y sigan caminando como locas hacia el precipicio griego.


Del Gobierno Central actual poco o nada podemos esperar. Hay que aguardar al cambio del 20-N. La Junta parece que sí se está tomando tan en serio como nosotros la necesidad de corregir las cuentas, ganar tono y, por consiguiente, dejar de ser un problema para convertirse en parte de la solución. ¿Pero qué pasa con los ayuntamientos? Aquí puede que tengamos algo más que un problema. Hemos visto como este verano consistorios que están con el agua al cuello no han dudado en gastar en fuegos de artificio, quemar presupuesto en fiestas, cuando luego se dirigían a la Diputación Provincial para pedir que se les ayude a pagar la luz. Como decía ese funcionario, es evidente que más de uno necesita un manual de buena gestión, amén de un poco de sentido común para comprender que sus meteduras de pata las podemos acabar pagando todos.

 

Julián Huete Cervigón
Vicepresidente segundo de la Diputación Provincial

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