El 15 de agosto, la Catedral de Cuenca celebró las II Vísperas de la Asunción, recreando una liturgia del siglo XII. La ceremonia, presidida por el Capellán Mayor, incluyó cantos en latín y una emotiva procesión, ofreciendo a los asistentes una inmersión en la espiritualidad medieval.
La Catedral de Cuenca se convirtió el pasado viernes, 15 de agosto, en un viaje al corazón espiritual de la Edad Media con la celebración de las II Vísperas de la Asunción, una reconstrucción de liturgia catedralicia del siglo XII que formó parte de la programación especial de Mirabilia 2025.
La fecha elegida no fue casual: un 15 de agosto de 1196 la primitiva catedral fue consagrada y dedicada a Santa María, lo que confirió a la celebración un profundo simbolismo histórico y religioso. La ceremonia fue presidida por el Capellán Mayor de la Catedral, Miguel Ángel Albares, y contó con la participación de profesores y alumnos del curso de música medieval de Mirabilia, que se encargaron de dar vida a los cantos litúrgicos de la época.
La procesión partió de la girola con el turiferario abriendo camino, el aroma del incienso llenando las naves, la cruz procesional, las velas y los cantores vestidos con albas, mientras sonaban el órgano portativo de Cristina Alís y las campanas. El recorrido concluyó en el coro capitular, rebosante de asistentes, donde se encontraba la pequeña imagen románica de la Virgen María, realizada por el canónigo e iconólogo Anastasio Martínez Sáez.
La liturgia se desarrolló íntegramente en latín, siguiendo la cadencia del canto llano medieval e interpretando himnos, antífonas y salmos a partir de los cantorales históricos de la Catedral. Gestos, símbolos, aromas y música se fundieron en un acto multisensorial que trasladó a los asistentes al universo espiritual de la Edad Media. Uno de los momentos más intensos llegó con el Magnificat, cuando la imagen de la Virgen fue incensada en un rito cargado de solemnidad.
La celebración concluyó con la procesión de salida, acompañada por el canto mariano Novis cedunt vetera —“lo viejo da paso a lo nuevo”— del Códice del Monasterio de Las Huelgas. La emoción del público llevó a los cantores a repetir la pieza, lo que desató un prolongado aplauso en las naves de la Catedral.
Con esta recreación, Mirabilia 2025 ofreció no solo un concierto, sino una inmersión única en la espiritualidad y la riqueza musical del siglo XII, demostrando el poder de atracción de la liturgia medieval tanto para creyentes como para no creyentes.