La organización ecologista Greenpeace ha desplegado dos pancartas en el acueducto del Cigüela (Cuenca), que es parte el acueducto Tajo-Segura, para reclamar una política hídrica justa y denunciar la "burbuja del regadío" que a su entender hay en España.
"No hay agua para tanto regadío. Salvar el agua", son los lemas que se han leído en sendas pancartas instaladas este jueves en el acueducto del Tajo-Segura, una de ellas sobre el acueducto de unos 200 metros de largo y otra colgando del acueducto hacia abajo, con casi 630 metros cuadrados, y a casi 50 metros de altura.
Unos veinticinco activistas han realizado este jueves esta acción, de la que ha informado Greenpeace a través de Twitter, con la que han reclamado una transformación del sistema agroalimentario, reducir regadíos y "decir la verdad a la ciudadanía".
"Nuestro país se seca, pero regamos una superficie del tamaño de Suiza", ha denunciado la organización ecologista, que ha advertido de que el modelo de "obras faraónicas", que ha representado en el acueducto del Cigüela, "solo agrava la burbuja del regadío y enfrenta a zonas con poca agua contra otras zonas con poca agua".
La asociación ecologista ha indicado que la agroindustria "sigue acaparando el 80 por ciento del agua" y que "unos pocos fondos de inversión se lucran de la burbuja del regadío y asfixian a las pequeñas explotaciones".
"No necesitamos más embalses o trasvases", ha advertido la organización, que ha considerado que el modelo actual de regadío" electoralista y de falsas promesas intenta hacer creer que siempre habrá más y más agua disponible", pero ha advertido que esa afirmación es falsa, porque el agua "tiene un límite" y ya se está esquilmando.
En concreto, ha puesto como ejemplos que ya se han secado Doñana y las Tablas de Daimiel "mientras se ahoga el Mar Menor por riego desbordado".
Y ha explicado que se ha elegido el "mastodóntico" acueducto del Cigüela, en Cuenca como "otro ejemplo de modelo fallido", pues "el trasvase Tajo-Segura y otras fantasías faraónicas solo son agua para hoy y sed para mañana", si bien ha aseverado que "el delirio llega hasta el disparate cuando te das cuenta de que la gran cantidad de agua trasladada, en este caso hacia el sureste de la península, ha provocado el desastre del Mar Menor".
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