Ecologistas en Acción ha informado sobre la mala calidad del aire en Castilla-La Mancha, destacando niveles perjudiciales de ozono y partículas. Aunque Cuenca tiene una situación relativamente mejor, toda la región incumple límites europeos, con hasta 1.100 muertes prematuras vinculadas a la contaminación. Se requieren medidas urgentes para mejorar la calidad del aire.
Ecologistas en Acción ha presentado su informe anual sobre la calidad del aire en Castilla-La Mancha, y aunque la ciudad de Cuenca ha evitado las cifras más alarmantes, la organización advierte de una situación generalizada de mala calidad del aire en toda la región, con niveles perjudiciales para la salud humana y el medio ambiente, especialmente por la contaminación por ozono troposférico y partículas en suspensión (PM10 y PM2,5).
En su análisis, elaborado a partir de los datos recogidos en 28 estaciones de medición atmosférica —entre ellas, varias situadas en la provincia de Cuenca—, el informe destaca que los niveles de ozono aumentaron un 4 % respecto a la media del periodo 2012-2019, a pesar de un verano más suave en temperaturas. La estación de Cuenca capital ha sido de las pocas que no ha superado el objetivo a largo plazo de protección de la vegetación por ozono, algo que no ha ocurrido en el resto de estaciones regionales, que muestran datos alarmantes.
Aunque Cuenca capital presenta una mejor situación relativa, la contaminación transportada desde zonas como el Corredor del Henares, la Comunidad de Madrid y el polo químico de Puertollano afecta también a zonas rurales de la provincia, sobre todo con la llegada del ozono a través del viento.
Según el informe, toda la población castellano-manchega respiró aire perjudicial para la salud en 2024, incumpliendo los nuevos límites marcados por la Unión Europea para 2030 y las recomendaciones de la OMS. La contaminación atmosférica pudo estar detrás de hasta 1.100 muertes prematuras en la región, 300 de ellas por exposición al ozono.
En el caso concreto de Cuenca, sí se detectaron superaciones puntuales del límite horario de dióxido de nitrógeno (NO2), superando las futuras restricciones europeas previstas para dentro de cinco años, aunque todavía por debajo del umbral legal vigente. Por otro lado, los niveles de partículas PM2,5 se redujeron un 17 % en la región respecto a la media 2012-2019, un dato positivo pero aún insuficiente frente a las recomendaciones sanitarias internacionales.
Ecologistas en Acción denuncia la falta de respuesta de la Junta de Castilla-La Mancha, que no ha aprobado ni un solo plan específico de mejora de la calidad del aire para combatir el ozono en los últimos diez años. Tampoco se han puesto en marcha medidas de acción inmediata para mitigar los episodios críticos, especialmente frecuentes en zonas como Puertollano o el norte de Toledo.
Además, recuerdan que la contaminación atmosférica no solo afecta a la salud de las personas, sino también al medio ambiente y la agricultura, ya que el ozono daña cultivos y vegetación natural. En 2024, 30.000 kilómetros cuadrados de la región (el 38 % de su superficie) estuvieron expuestos a niveles que superan el objetivo legal de protección vegetal.
La organización reclama con urgencia planes eficaces y medidas estructurales para reducir el tráfico motorizado, el uso de combustibles fósiles y las emisiones industriales. En su opinión, la salud pública debe pasar a primer plano en las políticas ambientales y de transporte.