Comenzar la última crónica de las fiestas de Santa Quiteria no es fácil. Sabiendo que estas son las últimas palabras y los últimos párrafos que le escribo suponen una tarea realmente ardua y triste a su vez. Por eso me ha parecido adecuado terminar las crónicas de las fiestas comenzando por el principio: su himno. El fin de un nuevo comienzo.
Un nuevo comienzo que nos llevará a recorrer un camino que durará un año concretamente. Y quién sabe, qué sorpresas nos encontraremos a lo largo de ese camino. Lo importante es que sabemos la meta: volver a Mayo para reencontrarnos con Santa Quiteria. Por eso, aun sabiendo que esta es la última crónica del año, no es sino otra historia que precederá a la crónica del jueves del año siguiente. Por eso...no es un adiós, es un ‘hasta pronto’.
El lunes supone la despedida, y en su conjunto es una mezcla de alegría pero también de profunda tristeza. Por la mañana la banda de música realiza un concierto en el que se entremezclan diversos temas clásicos con temas populares y como colofón final, con el himno a Santa Quiteria.
La tarde da paso al comienzo del último galopeo del año, caracterizado por ser el más duradero de todos con casi 4 horas. En él se agolpan todos los momentos vividos durante los días de la fiesta, las emociones a flor de piel y los corazones latiendo al compás del golpe de tambor. Todo culminará con el galopeo dentro de La Chopera, con cientos de voces entonando el “Corre, corre, que te pillo”, y más de una lágrima, y más de un abrazo se verán envueltos en un abanico de emociones girando en torno a ella, Santa Quiteria.
Porque todo aquel que se haya acercado durante estos días a conocer las fiestas por primera vez, sabrá que en Castilla la manchega, en Cuenca concretamente, está enclavado mi pueblo y tiene por nombre Huete. Y sabrá que en el Barrio de San Gil, allí nací y me crié. Y también sabrá que en su ermita tiene su trono Quiteria, que virgen y mártir fue.
Alberto Martínez Bonilla
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