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Fran Martinez, finalista de MasterChef y Pregonero de San Julia?n 2021
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Fran Martinez, finalista de MasterChef y Pregonero de San Julia?n 2021 (Foto: Rubén M. Checa)

"El pregón de San Julián tiene que tener sus matices gastronómicos, nos tenemos que sentir orgullosos de los productos tan increíbles que tenemos"

Por Rubén M. Checa
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rubencuencanewses /5/5/16
domingo 18 de julio de 2021, 11:46h

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Fran Martínez llegó a todos nuestros hogares desde que consiguió entrar en las cocinas de la novena temporada del programa de Televisión Española MasterChef. A lo largo de sus 13 programas, hemos podido ver cómo este conquense ha ido conquistándonos con su forma de trabajar, con su personalidad y, aunque finalmente Arnau se llevó el primer premio, el cuarto clasificado se ha convertido para mucha gente en el ganador moral de la edición.

Siempre con Cuenca, el barrio de la Fuente del Oro y su pueblo Cañizares por delante, este ya cocinero se ha ganado ser designado por el Ayuntamiento de Cuenca como pregonero de la Feria y Fiestas de San Julián 2021, un pregón en el que, aunque no tiene pensado hacer un showcooking, sí tendrá sus matices gastronómicos.

Además, afronta su nueva vida tras su paso por el concurso gastronómico con la vista puesta en montar su propia casa de comidas, siempre reivindicado la cocina de cuchara, los guisos, como aquellas patatas con cosquilla que preparó un día en la casa de MasterChef a sus compañeros para almorzar.

Fran Martínez, cuarto clasificado de MasterChef España 9. ¿Cómo ha sido la experiencia?

La experiencia ha sido increíble. Poder llegar a la final ha sido un sueño impensable para mi desde cuando llegué, y poder quedar en el cuarto puesto, no tiene palabras. Es fantástico y nunca jamás, en ningún momento, pude pensar que iba a llegar tan lejos.

Cuando llegó a MasterChef parecía que los nervios, quizás, podrían jugar una mala pasada, pero al final ha llegado a la final. ¿Cómo fue ese camino?

El camino hasta la final ha sido muy duro. Evidentemente es un programa que cada semana se va una persona y tienes que aplicarte el cuento que digamos, tienes que ir progresando y evolucionando.

Yo las primeras semanas las pasé muy mal, porque evidentemente el nivel de mis compañeros era muy superior al mío, el nivel que pedía el programa era superior al que yo daba.

A raíz de Barcelona, ahí fue cuando vi la magnitud, que había un escalón gigante culinariamente hablando y ahí me di cuenta de que no estaba a la altura. Entonces dije: Fran, o ahora o nunca. Ahí ya pegué el subidón de sacar todo lo que llevaba dentro y poder evolucionar.

Luego, el pin de la inmunidad también me dio mucha tranquilidad de cara a decir: oye, por qué no te la juegas con este plato, tienes el pin, puedes usarlo, y cualquier cosa que pase te va a proteger. Entonces, ahí, para mí fue otro punto de inflexión de yo poder asumir más riesgos y poder realizar mejores platos.

El pin precisamente te valió para llegar a la final del concurso

Sí. El pin me sirvió para dar el paso a la final. He tenido mucha suerte, porque a raíz del pin sólo me lo tuve que jugar de una vez de improvisto cuando llegamos a plató y nos dijeron que hoy cae uno, y fue una sorpresa para todos.

Luego como prácticamente durante todo el programa. Se me ha visto que en los exteriores he estado más fuerte, en el trabajo en equipo, que me ha venido mucho mejor y no he tenido que jugármelo en ningún momento.

Eso pasa en todas las ediciones, que hay varios tipos de cocineros: unos que funcionan muy bien en solitario y luego en las pruebas de equipo hemos visto a gente muy buena caer. Eras todo lo contrario, ¿no?

Lo contrario. Yo las pruebas de exteriores, desde el principio, me he mostrado mucho mejor que en el plató. También ahí es otro punto de inflexión porque tú, donde te juegas todo, es en el plató.

Creo que ha dicho 'decrescendo' los exteriores y aumentado plató porque al final en el estudio de televisión es donde tú tienes que estar más fuerte. Evidentemente siempre queremos tener el máximo nivel en todas las pruebas, pero a mí los exteriores se me dan bien, los he hecho muy bien, y plató ha sido lo que he fallado y lo que he tenido que ir mejorando, porque al final dependes de plató.

Se notaba tu profesión, y al final eso también es un punto de ventaja, ¿verdad?

Mi profesión de camarero, sobre todo de cara a los exteriores, ahí se ha manifestado que yo tenía un punto más de comprensión de las pruebas, de saber por dónde tirar para un lado o para otro, de saber si tienes que apretar más, soltar un poquito, aunque nunca suelto, pero soltar un poquito. La veteranía, en ese aspecto, como camarero, me ha ayudado mucho sobre todo en los exteriores para que con el equipo estés organizado, para que lo que le falte a uno lo ponga el otro, y así.

¿Te sorprendió al final el ganador? ¿Se sabía, se respiraba ya? Porque al final MasterChef no deja de ser un talent que premia la evolución

A Arnau le vi ganador dos o tres semanas antes, porque al final, en la casa, es donde prácticas, haces tus cositas, y Arnau para mí siempre ha estado un peldaño por encima de todos los demás. Luego, a parte, es una persona que, aunque haya hecho platos muy malos, son los que le han dado experiencias de cara a los últimos programas, que es donde se tiene que ver toda esa evolución, sacar la alta cocina, y Arnau la ha sabido sacar.

En casa tenía un punto quizás como de veteranía, de tranquilidad, de saber cómo afrontar las cosas, y para mí es justísimo vencedor porque se lo ha currado, las cosas como son. Él sabe mucho de cocina.

Meri también justa segunda clasificada

Meri es justa segunda. Meri es una persona muy perseverante. Ella es estudiante de Medicina y en la casa, yo no lo he visto, pero se tiraba estudiando hasta las 3 de la mañana y se levantaba a las 7 porque tiene muchísima capacidad. Luego también, Meri tiene una mano que la acompaña mucho.

Muy pocas veces la has podido ver que se equivoque, porque todo lo que estudia lo tiene bien aplicado, sabe aplicarlo, sabe los tiempos de todo, y para mí es justa segunda y justa duelista.

¿Qué tal la relación con los jueces, que no han parado de rifarse para que te fueses a sus cocinas a trabajar?

La relación, para mí, ha sido muy buena desde el primer momento. Me he sentido identificado con ellos y desde el primer día, ellos lo que han querido de mí ha sido que progresara y viese las cosas. Ellos han visto algo en mí que yo no sabía que podía tener, que era tener una evolución, que es un saber hacer las cosas con la perseverancia y la lucha.

Ellos han confiado plenamente en mí y yo les he respetado desde el primer momento. Lo primero que tienes que hacer es respetar a las personas y luego ya puedes tirar para adelante.

Mi relación con ellos es magistral, en cualquier momento les he pedido consejo porque son unos magistrales cocineros y ellos han estado dándome los consejos para ver como podría hacer las cosas o en qué he fallado y siempre lo que me han dicho ha sido para progresar. Cuando he tenido una valoración mala, evidentemente ha sido por mi bien, cuando la he tenido buena, pues porque lo he hecho bien.

Todo esto siempre con Cuenca por delante como hemos visto. Pero, de puertas para adentro en la casa, ¿les has podido hacer morteruelo, zarajos o algo característico de la gastronomía conquense?

Sí, mis compañeros han podido disfrutar de la gastronomía conquense. No al nivel de los más típico como el ajoarriero, el morteruelo o los zarajos, que eso no lo he podido hacer, pero sí que han alucinado sobre todo con el tema de los asados.

Ellos no sabían y, de hecho, se quedaron alucinados un día que les preparé un asado para almorzar (risas), un almuerzo bueno (risas). Además, que esa mañana me levanté y el día anterior tuvimos una clase de esferificaciones. Entonces, mientras hacía las ascuas, yo estaba haciendo esferificaciones. Eso es ya llegar a un punto increíble.

Sobre todo, tanto María --también castellano manchega, de Tomelloso-- como yo hemos metido guisos, la olla exprés, los platos de cuchara que a ellos les ha gustado. Me acuerdo la segunda o tercera semana que necesitaba redimirme conmigo mismo, porque había tenido una mala valoración, e hice para todos unas patatas guisadas con costillas. Y eso me sirvió para motivarme, y decir que tenemos gastronomía de cuchara y que esto está muy bueno.

¿Y no ha habido forrete?

Forrete no. Ahí estamos hablando de otra gama, almuerzo de cordero lechal (risas).

El auge de la cocina desde hace un tiempo a esta parte en la televisión, parece que se está democratizando un poco más la gastronomía, pero el plato de cuchara parece que se le está dando paso ahora. No sé si estamos viendo ahora que la alta cocina no es solo un poquito de comida en un plato bien elaborado y estamos reivindicando los platos de cuchara como de alta gastronomía...

Yo lo tengo claro: la cocina tradicional es la cocina con la que comemos el 90% de la gente, y para mí es básico, y cualquier cocinero yo creo que se basa primero en un plato tradicional, intentar elevarlo sin fastidiarlo, que creo es muy pero que muy complicado.

Yo siempre, si el día de mañana tengo algún restaurante, evidentemente lo principal van a ser los guisos de toda la vida, los platos de cuchara, las carnes guisadas.

Para mí es un tipo de comida sana que tenemos que reivindicar más. En los últimos años se había perdido y ahora lo volvemos a recuperar, porque son las comidas con las que al final puede comer toda la familia, y comidas que dices: he comido bien. Y que te llenan de energía.

Yo respeto a todo el mundo, gente que te dice comida sana y tal, pero hay gente en los pueblos que vive 90 o 100 años, que se han preparado un puchero para toda la semana. Y eso no puede ser malo.

Hablabas de que el día de mañana puedes hacer algo. ¿Dónde está el día de mañana? ¿Qué idea tienes?

El día de mañana tiene que ser el día de aquí a un mes, como aquel que dice (risas). Estoy abierto a todo: a seguir formándome más en la cocina, a trabajar para quien me necesite o incluso montarme, como siempre he soñado, una pequeña casa de comidas tanto para comer con unas mesitas como para llevar, que es lo que más me va tirando.

Pero al tener una familia, al tener dos hijos y una hipoteca, tienes que andarte con pies de plomo, tener mucho ojo de cara a hacer las cosas porque cualquier decisión afecta a toda la familia. En ese sentido soy una persona reservada que aguanta en un sitio, pero es el momento de dar un paso hacia adelante y decir que vamos a por mi sueño.

Me gustaría montarme algo, hay que ser realista, para poder depender de mí mismo y poder disfrutar un poco más con mi familia de todos estos últimos años.

Esto, con el escaparate que le ha dado MasterChef se puede aprovechar también...

Está claro que el programa te da un muy buen tirón, es un escaparate. Te expones ante toda España y te ve muchísima gente, que se pueden sentir identificada contigo, gente que dice 'jope, Fran, móntate algo'. Yo recibo cientos de mensajes en donde me están animando a que me monte algo, porque me lo merezco, porque me lo curro, porque están seguros de que me va a ir bien.

Al final es un enfoque que estás expuesto tanto para lo bueno como para lo malo y en este caso, para mí, ha sido para todo lo bueno.

Hablabas de que has recibido cientos de mensajes tras la participación en MasterChef, y no sé si quizás habrás recibido alguna felicitación, por ejemplo, del Cholo Simeone, ya que has mostrado ser colchonero hasta la médula

(Risas). Sí, he recibido muchas felicitaciones, ya han pasado varios días desde que se emitió la final, aunque no he podido leer todos los mensajes. Estamos hablando de miles de mensajes y es muy complicado poder responder a todos, leer todos, y más con dos hijos, que cuando no es uno es otro.

El Cholo tiene que estar liado con la pretemporada, que también nos interesa revalidar el título de La Liga.

¿Qué plato cocinarías al Cholo que pudiera representar la doctrina de partido a partido y que se asemejara al espíritu del Atlético de Madrid?

Yo lo tengo claro. Si algo cocinara al Cholo o al Atlético de Madrid, como siempre nos dejamos la piel en el campo, tengo claro que les haría un buen guiso de un rabo de ternera para los partidos buenos que se nos dan bien, y de guarnición, para los partidos que sufrimos más, un par de huevos fritos (risas).

Ahora vas a ser pregonero de tu ciudad, de Cuenca, a la que has llevado con mucho orgullo. ¿Qué significa para ti y qué tipo de pregón quieres hacer en la Feria y Fiestas de San Julián?

Desde el momento que me llamó el alcalde, Darío Dolz, ya le voy pegando vueltas a mi cabeza, y para mí es un honor, un privilegio, de saber que Cuenca está orgullosa de mí, que el Ayuntamiento de Cuenca me vea como una persona capaz de animar las fiestas.

Lo que voy a hacer, ante todo, va a ser reivindicar el papel de Cuenca. Tenemos que demostrar que en Cuenca somos muchos, que tenemos que unirnos para seguir progresando, y que nunca podemos renegar de dónde somos, jamás.

También que tenemos que luchar para que esta ciudad progrese, y si lo podemos hacer entre todos, poco a poco, lo iremos consiguiendo. Básicamente eso es lo que voy a decir en el pregón, que tenemos que decir orgullosos de dónde somos, quiénes somos y de dónde venimos.

¿Tiene pensado para el pregón hacer también algún showcooking o algo de cocina en directo?

(Risas). Un showcooking no, pero evidentemente el pregón tiene que tener sus matices gastronómicos, que tenemos que resaltarlas también, porque Cuenca es capital, es provincia, y todos nos tenemos que sentir orgullosos de lo que tenemos. Y tenemos que realzarlo, porque tenemos unos productos increíbles y les tenemos que pegar un subidón.

También has llevado por bandera tu pueblo, Cañizares. ¿Has podido hablar con su alcalde?

Sí. El otro día estuve echándome una cerveza con él, y en el pueblo me he sentido muy querido, la gente muy identificada contigo también. Al final, es eso. No pensaba que este programa pudiera tener la magnitud que tiene, el alcance que puede tener.

Poder representar a Cuenca, poder decir bien orgulloso que vengo de la Serranía, de Cañizares, que mucha gente se sienta identificada contigo y sobre todo de la sierra, ya que hablamos de pueblecitos pequeños y que necesitamos un capote, es un orgullo para mí.

Sobre todo, en el programa ha quedado reflejado que estoy orgulloso de ser conquense y que con la bandera de Cuenca tenemos que ir a todas partes.

Si tuvieras que poner en una guía turística los mejores sitios donde podemos comer, ¿qué platos no se puede perder un turista?

Evidentemente yo tengo que reivindicar el sitio donde he trabajado 8 años, que es el restaurante Peñablanca, es el sitio que me ha dado de comer al igual que yo he dado de comer también a mucha gente (risas).

También me gusta la casa de comida de los Alfares, el recreo Peral que ha dado un subidón importante, la Playa Artificial que tiene una atención de primera. Luego podemos subir al Casco Antiguo y te puedes pasar por el bar El Castillo, que es increíble, Las Brasas, El Secreto de la Catedral, el gastrobar La Cava, luego si salimos un poco tenemos el Isis, y luego el Ventorro, un sitio inigualable e increíble.

Realmente creo que podríamos hacer una ruta por todos los restaurantes, quedarnos un mes aquí, comer cada día en un restaurante, porque en todos hay un muy buen nivel y reivindicamos todos nuestros productos, que los preparamos súper bien.

Ya como profesional tanto de la gastronomía como del sector hostelero, veremos como la estrella Michelín que tenemos se va a perder pero que casi seguro se recuperará. ¿Tener un referente aquí de alta cocina puede hacer estirar un poco al sector y poner un poco más el foco y ayudar también a evolucionar al resto que pueda rodear a Jesús Segura?

Por supuesto. Yo tengo claro que Jesús Segura, en un cortísimo plazo, va a recuperar su estrella Michelín e incluso alcanzar alguna más, porque se lo curra, tiene una carta increíble, maneja los productos locales, los está transformando y elevándolos y está claro que, si tengo algún referente a nivel de Cuenca es él.

Da todo por esta ciudad, quiere reivindicarse, quiere dejar a Cuenca bien en lo alto y para mí, si hay un pelotón, es él quien va en cabeza, va empujando, estirando, y para mí es un orgullo que podamos tener un chef así en la ciudad, porque reivindica todos los valores que tenemos, nos eleva, y quieras o no, hace que la gente quiera venir a la capital para conocer nuestra gastronomía, y eso es importantísimo.

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