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El Prado reivindica la singular mirada contemporánea de Zóbel
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(Foto: museodelprado.es)

El Prado reivindica la singular mirada contemporánea de Zóbel

Por Redacción/ EFE
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localcuencanewses/5/5/16
lunes 14 de noviembre de 2022, 21:33h

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El Museo del Prado abre sus puertas una vez más al arte contemporáneo con "Zóbel. El futuro del pasado", una iniciativa que reivindica la figura del Fernando Zóbel, un artista que pasó horas en la pinacoteca en busca de inspiración y que formuló un complejo lenguaje que conecta arte antiguo y contemporáneo.

Zóbel (Manila, 1924-Roma, 1984) es una de las figuras más importantes del arte contemporáneo español, no solo por su faceta como pintor abstracto, sino como el principal promotor del Museo de Arte Abstracto de Cuenca, primer museo dedicado al arte contemporáneo (1966) en España.

Su historia personal, que recorre la muestra, es tan singular como su legado: nacido en Filipinas (1924), educado primero en Suiza y luego en Harvard, su formación cosmopolita estaba muy lejos del régimen de la España franquista, pero fue en Cuenca donde se instaló finalmente y donde entró en contacto con toda una generación dedicada a la abstracción.

"Zóbel. El futuro del pasado", que estará abierta hasta marzo de 2023, presentada hoy lunes en Madrid en el Prado, documenta el proceso creativo del pintor de origen filipino y su conexión con otras artes como la caligrafía japonesa.

DEL ARTE ANTIGUO AL CONTEMPORÁNEO

La Fundación Juan March, que conserva su legado, atesora más de cien cuadernos de bocetos y notas que tomaba tras horas y horas mirando obras del Prado y en museos de arte clásico de todo el mundo.

"Mi instrumento para hablar con los cuadros es mi cuaderno de dibujo", decía Zóbel, y alrededor de esta herramienta de trabajo se vertebra una muestra formada por 42 pinturas, pero también 51 cuadernos de apuntes y 85 dibujos.

En los cuadernos reunidos en la exposición se pueden ver sus bocetos de obras de Goya, Tintoretto, Velázquez, Ribera o Murillo.

"El piensa dibujando, ve dibujando. Luego sus obras llegan tras un proceso de sublimación", señala Manuel Fontán del Junco, director del Museo de Arte Abstracto de Cuenca y comisario de la muestra.

La muestra intercala las propias obras de Zobel con los artistas antiguos en los que se inspiró. En el itinerario se puede ver como las horas que pasó ante "Alegoría de la castidad" del renacentista Lorenzo Lotto en la National Gallery de Londres es el claro punto de partida de dos de sus obras: "Sueño de la doncella" y "Sueño de la doncella II".

Los cuadros aparecen acompañados por los dibujos en los que el artista va aislando formas y colores hasta quedarse con un versión completamente depurada de la obra renacentista. Hay otros dos ejemplos similares con piezas de Zurbarán y Juan Van der Hamen.

Muy impactante resulta también la relación entre parte del legado de Zóbel y la caligrafía japonesa. Personaje erudito y curioso, como pocos artistas de su tiempo, el pintor exploró durante sus años en Asia esta disciplina como si fuera un tipo de arte abstracto en busca de una pintura que trascendiera toda frontera geográfica.

"La mirada de Zóbel no es la de un historiador sino la de un artista. Eso es lo que hace novedosa esta exposición", ha señalado Felipe Pereda, que ostenta la cátedra de arte español que lleva el nombre el pintor en la Universidad de Harvard y que también es comisario de la muestra.

Arte antiguo y contemporáneo “se iluminan mutuamente” bajo la mirada del artista nacido en Filipinas. Parte del trabajo de Zóbel se dedicó a reflexionar sobre cómo para el arte es imprescidible mirar al pasado porque sin este ejercicio, es imposible concebir el arte presente, según palabras de Pereda.

EL PRADO, TAMBIÉN EL MUSEO DEL ARTE CONTEMPORÁNEO

El Museo del Prado siempre ha tenido, a diferencia de otras pinacotecas de arte antiguo europeas, una relación "tímida con el arte contemporáneo", ha reconocido hoy su director Miguel Falomir.

"Zobel. El futuro del pasado" no es la primera vez que el arte contemporáneo entra en el Prado y no será la última, según sus palabras. Hace unos meses, el artista contemporáneo Philippe Parreno creó una instalación basada en las pinturas negras de Goya y recientemente una pieza de Picasso fue donada al museo.

"El Prado no es un museo muerto", ha asegurado su director, Miguel Falomir, que ha reivindicado su vocación de estar en contacto con la sociedad de su tiempo.

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